ESPECIALIZACIÓN Y DIFERENCIACIÓN CELULAR
A medida que los organismos se vuelven más complicados, se va produciendo la distribución del trabajo entre distintos tipos de células, y éstas deben a su vez especializarse para realizar con mayor eficiencia las funciones que les han sido encomendadas dentro del concierto de todo el organismo.
La especialización, independientemente de que puede reconocerse por las manifestaciones fisiológicas, o de comportamiento macroscópico, tiene una representación bioquímica o molecular, que en muchos casos se conoce con cierto detalle. A manera de ejemplos se describen a continuación algunas de las principales propiedades que distinguen en su funcionamiento y en su estructura a algunas células.
Los organismos pluricelulares, que desde los más sencillos, cuentan con ventajas que les fue dando la evolución, al agregarse células y sufrir el proceso llamado diferenciación. Por medio de éste, durante las divisiones sucesivas de el huevo, la célula de la que provienen todas las células de un animal o planta, se producen cambios que vienen programados en el DNA, que dan lugar a cambios en la forma, el comportamiento y la bioquímica de los distintos tipos celulares. Pero estos cambios no se efectúan por simple azar; dan lugar a ventajas de la asociación de distintos tipos de células y la reunión de verdaderas especialistas en determinadas funciones produce un organismo con capacidades enormemente mayores. Esto lo apreciamos mejor si pensamos en el grado máximo de especialización que ha logrado el ser humano frente a los demás organismos vivos.
En la figura IV.2 se presenta la micrografía electrónica de un corte longitudinal y otro transversal de un músculo de los llamados estriados o esqueléticos, que corresponden al tejido muscular voluntario de los animales.
Probablemente el grado máximo de especialización de una célula esté representado por las neuronas, que se encargan casi fundamentalmente de transmitir y modular la transmisión de los impulsos nerviosos. La naturaleza se vale de este mecanismo, aparentemente sencillo, y conecta unas células con otras, para integrar el funcionamiento de sistemas que pueden ser tan sencillos como un arco reflejo, constituido por dos neuronas, o tan complicadas como los procesos racionales, la percepción, etcétera.
Las células sensoriales cuentan con una extraordinaria especialización, y en realidad son parte del sistema nervioso y pueden considerarse como neuronas modificadas para la función que requiere el organismo.
Podríamos pensar que las células adiposas sólo almacenan grasa y que su actividad metabólica es casi nula. Pero aunque tiene una escasa cantidad de citoplasma en una pequeña capa que rodea a una gran gota de grasa, su actividad metabólica es intensa, el papel de almacenes de grasa implica también un constante recambio de ésta, prácticamente en cualquier comida, y las células realizan una constante degradación y síntesis de las grasas
Una célula hepática es tal vez la que realiza mayor actividad metabólica en el organismo animal; es el almacén de azúcares entre nuestras comidas, y es la que se encarga de proporcionarla a las demás células cuando no ingerimos alimento, además, en los periodos prolongados de ayuno, puede fabricarla a partir de otros materiales, principalmente los aminoácidos.
Los ejemplos que hemos mencionado no son sino una pequeña parte de las especializaciones que existen. He aquí algunos más. Las células renales tienen como papel filtrar nuestra sangre mediante complicados mecanismos de intercambio de muy diferentes sustancias. En las plantas, las células de las raíces tienen también mecanismos de gran eficiencia para capturar del suelo agua y sales. Un fenómeno semejante ocurre con las intestinales. Están también las células de nuestras glándulas, especializadas en la producción y liberación de hormonas muy diversas.
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